Mi vida con un Blackberry

30 de noviembre, 2011 | Blog | Personal, Tendencias


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Este artículo no es presunción, ni mucho menos; la adquisición de un teléfono inteligente (o smartphone) me significó un debate interno de cientos de preguntas: ¿realmente lo necesito?, ¿para qué lo voy a utilizar?, ¿qué beneficios obtendré a corto y a largo plazo?, ¿Blackberry vs iPhone?. Lo cierto es que no me gusta hacer gastos innecesarios, ni ser arrastrado por las modas. En fin, terminé adquiriendo uno. El Blackberry fue mi elección, y no sólo por el plan económico, sino que se adaptaba a mis necesidades básicas: Internet y aplicaciones sociales.

De inmediato me adapté a él (o eso creo), y todo porque pasé por la racha del juguete nuevo -picándole aquí y allá como endemoniado-. Empecé con las funcionalidades básicas de cualquier teléfono móvil hasta las semejantes a las de una computadora personal: agregué mis contactos, mandé SMS, agregué mis cuentas de correo electrónico, las redes sociales, descargué algunas aplicaciones, etcétera.

A lo largo de los meses he estado experimentando los efectos de mi adquisición y a su vez, observando los de otras personas. No hay duda, nos estamos llenando de interrupciones. El hecho de tener un smartphone es sinónimo de estar siempre conectado, ser presa de la inmediatez y ser víctimas de los reproches. Sin embargo, también hay cosas positivas. Para dar mayor énfasis a cada una, las describiré por separado:

Pros

  •  El trabajo se hizo móvil: por mi tipo de empleo, era necesario tener conexión a Internet a cada momento. El celular se convirtió en una pequeña computadora personal, agilizando los tiempos de respuesta.
  • Aplicaciones que salvan vidas: hay una cantidad tremenda de aplicaciones gratuitas que te pueden servir para la vida diaria. Yo utilizo Google Maps con GPS (sí, soy malísimo para ubicarme), WhatsApp (me ahorra el gasto del SMS), Hootsuite (organizador de cuentas de redes sociales), entre otras más.
  • Diferentes vías de comunicación: ahora no sólo es por SMS o llamando directamente, sino por redes sociales (Twitter, Facebook), correo electrónico o por los mensajeros instantáneos (Windows Live, Gtalk, BB).
  • Información al instante: esté donde esté, siempre tengo la información a la mano.
  • Costo por el servicio: el costo por el servicio es muy económico. Tengo Internet ilimitado, redes sociales, correos electrónicos, 50 mensajes y 180 minutos, a menos de $500 pesos mensuales. Algo equilibrado a lo que gastaba por el servicio básico de un teléfono móvil.

 Contras

  • Interrupciones: si tienes instaladas las aplicaciones que anteriormente comenté, estoy seguro que no pararás de revisarlas: ¿qué hay de nuevo?, te preguntarás. Y no sólo por un deseo personal, sino que el mismo teléfono te forzará hacerlo, ¿y cómo?, con un sonido característico y constante te mantendrá al tanto de las novedades.
  • Simultaneidad y falta de concentración: mientras estoy en restaurantes, cines, lugares públicos y hasta oficinas, suelo encontrar un patrón similar: miradas que vienen y van hacia el smartphone mientras se realiza una actividad simultánea (o varias).  Esto no es ser eficiente, al contrario, estamos propensos a -medio hacer- las cosas, o peor, no delimitar prioridades y no hacer ninguna.
  • Adicción al mundo virtual: me ha tocado ver reuniones sociales donde existe mayor interacción en el teléfono que entre las personas. El mundo virtual es efímero e intangible. Ser exclusivo de él es perderse en la irrealidad. El reciente Estudio de Consumo de Medios Digitales entre Internautas Mexicanos 2011, reveló un incremento en el promedio de tiempo de conexión diaria a Internet, 4 horas 11 minutos, en contraste con el 2010 con 4 horas 6 minutos, y esto, debido al uso de los dispositivos móviles.
  • Siempre conectado: ya no existen los pretextos para decir: es que no me enteré o nunca me avisaste. Si bien lo pongo como positivo, es también negativo. Tener diferentes vías de comunicación genera estar siempre localizado, y eso, en ocasiones es agobiante.

Hay que recordarlo, la productividad es el principal objetivo del smartphone, no alimentemos el ocio y la hiperactividad. Por si las dudas y mientras escribo estos parrafos, mi teléfono está en modo silencio, y así se mantendrá por un buen tiempo.