De trompo a tablet

6 de febrero, 2013 | Blog | Tendencias


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Este texto se lo dedico a mi sobrino Bruno Guedea, que ha empezado a cumplir su promesa: escribir todas las semanas en su blog personal http://brunoguedea.blogspot.com. ¡Duro Chicoparkus!

tablet-niñoEl otro día caminaba por una calle de Colima. Había un niño jugando con un trompo. Se veía contento. Él, en medio de la banqueta, se alegraba cada vez que hacía una hazaña con el juguete. Para muchos puede ser insignificante, pero a mí me recordó mi niñez en Armería. Tenía años que no veía tal imagen. Hacíamos torneos de canicas, trompos, baleros. Casi nunca gané. Pero me divertía a lo grande. Sobre todo cuando lo hacíamos con toda la palomilla, los retos entre amigos, y algunos, enemigos. Recuerdo el patio de mi escuela y los campos de fútbol arbolados. Mi único contacto con la tecnología era con el televisor y poco tiempo después mis padres me compraron el Sega Genesis. No servía de mucho, no vendían muchos juegos y los pocos, eran bastante malos. Por ello, mejor salía al jardín del centro. Ahí nos juntábamos y pasábamos toda la tarde hasta en la noche haciendo cualquier cosa. En un pueblo como Armería, aún cuando es chiquito, hay mucho que hacer. Sobre todo si te juntas con la gente correcta. Los vagos. De esos era yo.

Muchos de la nueva generación, los niños de ahora, los invadió la tecnología: Xbox, tablets, celulares, laptops y cualquier artilugio para que mantener entretenido al chamaco. Son extremadamente útiles cuando son usadas correctamente. Todo exceso es malo. Lo menciona claramente Marshall McLuhan: «moldeamos nuestras herramientas y luego éstas nos moldean». Estudios lo comprueban, el exceso de tecnologías de información produce estrés e hiperactividad, para ser exactos Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Los niños son las principales victimas. José María Martínez en su libro Tecno-estrés redacta minuciosamente las consecuencias, y sobre todo, la soledad en un mundo cada vez más interconectado.

No se trata de privar a tus hijos de las nuevas tecnologías, al contrario, excluirlos es prejudicial. Vincularlos, estar atentos, establecer reglas de uso. Todo ello llevará a un niño eficiente y productivo. Las pantallas, entonces serán, fieles compañeras de aprendizaje.